¿Somos felices haciendo yoga? Sí, ya que adquirimos consciencia de las oscilaciones de nuestra mente, de nuestros pensamientos, y sobre todo tenemos la oportunidad de observarnos amorosamente.
La felicidad es un estado de ánimo que supone una satisfacción. La persona que está en este estado se siente a gusto, contento y complacido. Pero, este concepto es subjetivo y relativo, ya que no existe un índice para medir este sentir o una categoría que haya que alcanzar para que alguien se considere como una persona realmente plena.
A todos nos hacen felices cosas distintas y hoy la práctica de yoga se ha considerado un elemento para lograr esta dicha, esto gracias a sus múltiples beneficios físicos, mentales y espirituales, además de ayudarnos en nuestra salud mental, la cual incluye el bienestar emocional, psicológico y social.
La instructora de Kundalini yoga y fundadora de www.quierete.cl, recomienda la práctica de Kundalini yoga, una disciplina que combina posturas -asanas-, ejercicios de respiración -pranayamas- y mantras -sonidos específicos en lenguas sagradas- para generar un estado de calma, paz y felicidad a nivel cerebral.
La experta señala que esta práctica trae beneficios significativos para las personas, «en primer lugar genera un estado de relajo y calma. Con la práctica continua además se flexibiliza el cuerpo, mejora la capacidad respiratoria e inclusive disminuye dolores crónicos, debido a la mayor entrada de oxígeno en los tejidos. Además, le da la orden al cerebro de que produzca endorfina, oxitocina y otras hormonas que conducen a estados de plenitud y placer. Asimismo, la quietud de direccionar la mente a la práctica disminuye progresivamente la secreción de cortisol, hormona que genera el estado de estrés en el cuerpo».
Pero ¿realmente somos más felices con la práctica del yoga? Sí, ya que adquirimos consciencia de las oscilaciones de nuestra mente, de nuestros pensamientos, y sobre todo la invitación es a mirarnos amorosamente, sin exigencias sino de cara a decir «no estoy tan bien, pero me estoy haciendo cargo de lo que siento». Si se suma la presencia de una comunidad que sostenga el proceso, como es el caso de Tamara, la sensación de pertenencia también aumenta el bienestar.
Hoy Tamara Muñoz, cuenta con una membresía de Kundalini yoga, que consiste en una serie de más de 50 clases grabadas, además de una en vivo mensual a través de zoom. Además de eso cuenta con un grupo de WhatsApp donde se monitorean los avances, se responden dudas y se comparte material adicional. La idea es que cada miembro practique a su ritmo y además de eso tenga un espacio comunitario donde cuente con la asistencia correspondiente para llevar a cabo su práctica.