La concertista chilena regresa al país para presentar conciertos magistrales. Concepción se prepara para recibir a Mallory Haney Loo este 22 de julio en la Iglesia Luterana, entrada liberada, donde interpretará una serie de piezas clásicas.
Mallory se encontró con la música a los cuatro años, cuando tomó sus primeras clases de piano con el profesor, Ítalo Olivares. “Recuerdo mi primer concierto, mi madre y padre se preocuparon de vestirme como una princesa, salí un poco tímida, pero sonriente. Cuando terminé de tocar, me pegué un salto del piso al suelo, ya que era tan pequeña, para dar mi reverencia, tuve que aguantar mi gran sonrisa por la emoción”, explica sobre sus primeros pasos antes de estudiar con Ximena Garretón, además de sumar el ballet con Dora Waleska.
No obstante, fue Sybil Hammersley quien la invitó a tocar el preludio para la iglesia, sumado a un himno y luego alcanzando el culto completo. “El órgano me estaba llenando un vacío que siempre sentí con el piano. No quiero decir que nunca hubo noches nostálgicas que los artistas se regalan donde no me inspiraba por horas, pero siempre tuve que buscar con más ganas la emoción, la técnica, la interpretación de melodías sutiles”, analiza sobre este nuevo sendero.
“También comprendí a esta corta edad, que la música no era sólo un arte para demostrar nuestras habilidades ya que por años me decían que era una música prodigio, sin que en nuestras manos representábamos un mensaje divino que une lo místico y lo humano”, destaca la concertista.
Tras salir del colegio, ingresó a Jacobs School of Music, años de sacrificio pues, hubo semestres, donde pasó el límite de clases, combinando estudios con trabajo como organista en la iglesia. “Otra meta personal que tuve antes de ir a estudiar a los Estados Unidos, fue ir a Europa y tocar órganos históricos y conocer sus sonidos particulares que no los encontraría en Norte America. Tuve la oportunidad de postular al French Organ Music Seminar and Festival becada donde visité Suiza, Italia y Francia. Mis highlights de este viaje fue tocar el órgano de Jehan Alain quien su padre construyó para él con cajillas de cigarro entre otros materiales, conocer a uno de mis grandes ídolos Daniel Roth y tocar el órgano de St. Sulpice Paris, tocar el órgano de Oliver Messiaen, conocer el órgano donde Louis Vierne dio su último respiro por un infarto al corazón mientras interpretaba un concierto, y tocar el órgano del Vaticano de Roma, Italia”, enfatiza.
Durante la cuarentena, también postuló para el Magister en País Vasco, Suecia y California. “Fui aceptada en todas las escuelas, pero California siendo una universidad privada y prestigiosa en el ámbito de la música entre otras cosas, también fue la universidad que me otorgó beca completa gracias a no sólo el talento que poseo, pero la determinación, pasión, seriedad y esfuerzo”, indica la músico.
De visita en Chile, se encuentra preparando tres conciertos. El primero en la Catedral de San Pablo en Valparaíso, otro en la Iglesia Luterana de Concepción y la última, en la Catedral Anglicana de Buenos Aires, Argentina. Después de esto, regresa a Los Ángeles, California para terminar sus estudios en University of Southern California, Thornton School of Music.
“Para mi volver a tocar en Chile siempre es un agrado. La última ves que vine también hice un tour de tres conciertos. Uno porque me gusta y la otra razón porque siento que es un deber no sólo como música chilena que salió con un también hoy en día no hay muchas personas que se desempeñan profesionalmente en la música, específicamente la del órgano y pocas mujeres organistas. Se necesita promover este instrumento para mantenerlo vivo e invitar a la gente experimentar los distintos sonidos del órgano”, finaliza.
El concierto será el 22 de julio a las 19:30 en la Iglesia Luterana de Concepción, entrada liberada.