Unos con más de 100 años de existencia, otros más nuevos, los museos forman parte de la idiosincrasia de donde están establecidos, nos muestran un pasado que nos arraigan a lo que somos. Cómo lograron sobrevivir y qué esperan del futuro es lo que nos cuentan sus directores.
Por Sergio Hinojosa.
Los museos, como espacios culturales de preservación del patrimonio e historia, cuentan con una gran presencia y una larga data en el Biobío. Existe un circuito enriquecedor de ellos en las distintas comunas que conforman la región, los que con la llegada de la nueva cepa del coronavirus debieron ajustarse a nuevos públicos y encontrar en las plataformas virtuales una nueva manera de pervivir a la crisis.
Las instituciones patrimoniales cuyo motor de funcionamiento eran las constantes visitas a sus exhibiciones mediante las cuales transmitían cultura y patrimonio a los ciudadanos, con la expansión del virus vieron coartado el normal transcurrir de su oficio. Bernabé Carrasco, director ejecutivo de la Fundación Tomás Stom Arévalo, institución encargada del Museo Stom de Chiguayante, cuenta cómo por medio de la exhibición de piezas se intenta transmitir cultura y entregar un aporte patrimonial. “El museo Stom tiene un gran aporte cultural para la región. Son más de 8.000 piezas entre las que se refleja la cultura de Chile y del Biobío. Hay tres declaraciones de monumento nacional: la cerámica de Lota, la platería y los textiles mapuche”.
David Guala, director de marketing y servicios del Parque Museo Pedro del Río Zañartu de Hualpén, recalca la importancia de dicho recinto por su legado histórico de más de 100 años. Además de ser un museo que resguarda reliquias de distintos lugares del mundo que Pedro del Río visitó, resguarda también un ecosistema ecológico y geográfico, haciéndole único, por sus características, en la región, y entregando no sólo un aporte cultural y patrimonial, sino también un aporte natural a quienes lo visitan.
El transcurrir de la pandemia y las restricciones sanitarios, sin duda, hicieron que las puertas de museos y de todo centro de reunión social, cerraran sin saber cuándo volver a abrir. “Subsistir a la pandemia fue un tanto difícil y creo que aún estamos resolviéndolo. Por medio de proyectos logramos subsanar algunas necesidades, hacer mejoras al museo y pagar algunos sueldos. También recibimos algunos aportes ayudaron a solventar las necesidades. Fue un periodo muy complejo para el Museo Stom y sus trabajadores” comentó Bernabé Carrasco.
Fue distinto para Museo de Historia Natural de Concepción (MHN), quienes están presente desde hace casi 120 años en la ciudad. Roxana Torres, directora subrogante de la institución comentó que, al depender del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural, afortunadamente no tuvieron problemas con la pandemia como otros museos. “Sin duda alguna nos golpeó de forma abrupta ya que tuvimos que volcarnos completamente al mundo virtual, pero ahí encontramos un público que no estábamos atendiendo y que tenían mucho interés en nuestro ámbito de acción” agregó.
Al igual que el MHN, el Museo de la Historia de Penco, dependiente de la municipalidad de la comuna, el subsistir a la crisis fue una tarea llevadera. “A fines del año 2020, a propósito del Día Internacional del Libro y del Derecho Autor, iniciamos una serie de transmisiones online a través de Facebook. Así, cada martes nos encontrábamos con los usuarios del Museo para diversas iniciativas en línea y en vivo: exposiciones artísticas virtuales, charlas de historia y patrimonio, encuentros musicales, exhibición de documentales, entre otras” declararon desde la administración del museo.
A pesar de que el Covid-19 dejó a estas instituciones de apogeo cultural y patrimonial sin visitantes, abrió sus puertas más allá de las limitaciones geográficas, ahora para un público virtual. Exhibiciones virtuales, recorridos virtuales en 360º, conversatorios, encuentros musicales, exposiciones artísticas y talleres, fueron actividades que antes no estaban tan presente o eran de menor difusión, pero que la pandemia elevó y las puso en el escenario en el que los visitantes, ansiosos, esperaban en sus casas poder estar al tanto del acontecer patrimonial de la región del Biobío.