El efecto del Covid-19 en el escenario cultural del Biobío

Por Sergio Hinojosa.

Son sus protagonistas quienes nos relatan cómo han vivido estos dos años. Sus historias, sus aprendizajes y los desafíos que les esperan mientras convivimos con este virus.  

Los días lluviosos y frescos, los atardeceres en la Universidad de Concepción, la desembocadura, y otros lugares y situaciones caracterizan a la región del Biobío, así como también por ser una cuna de artistas. Le dicen la cuna del rock, pero la verdad es que es mucho más que eso.

En marzo de 2020 comenzaron los primeros casos detectados de Covid 19 en nuestro país, de ahí en adelante todo lo que ya sabemos: cuarentenas, poco conocimiento del virus, lo que hizo que se improvisara a nivel mundial en este primer momento. Los centros culturales del mundo se volcaron a la web, y se comenzó con una nueva era en redes sociales. Pese a esto, muchos artistas tuvieron que dejar sus practicas habituales y si bien se dio paso a la flexibilidad, donde muchos de ellos son expertos, mermaron sus ingresos.

Un escenario que trajo consigo rifas, concursos, sorteos, debido a la falta de políticas públicas, ya que la cultura y entretención no son solo un espectáculo, es una ayuda real a la salud mental de la población.

Pero ellos continuaron buscando alternativas y hoy muchos mantendrán la parte digital para realizar algunas practicas que les permiten conectarse con el mundo, pero ese ámbito presencial, en el que el contacto es único también lo están desarrollando y cada vez con más fuerza.

Bajo este contexto, Gisel Sparza, dramaturga de la compañía de teatro penquista “La Obra”, expresó que “para nosotros los artistas fueron muchos desafíos, enfrentarnos a aprender a expresar nuestro arte por medio de la pantalla y nuevas tecnologías fue lo positivo que el covid nos enseñó”. Sin embargo, reconoció que aún hay mucho que resolver e investigar en el área, “sobre todo en las artes escénicas que cuyo motor es lo presencial, y lo que surgió por medio de la pantalla, que no es ni cine, ni teatro como tal, eso hay que analizarlo”.

El mismo sentimiento comparte Leyla Selman, actriz y también dramaturga reconocida en la región. Selman declaró que la llegada de la epidemia le hizo conocer una nueva manera de vinculación, que a pesar de que antes ya existía, era difícil de comprenderse. “Esto me permite, por ejemplo, ser parte de la escucha de la charla magistral de un director de México desde el sillón de mi casa. Hace tres años esa posibilidad era muy lejana. También poder llegar con mis clases a gente que nunca pensé tener como alumnos, es genial” explicó.

Para la escritora y poetiza Taty Torres no fue distinto el confrontar esta dura crisis sanitaria en lo laboral, aunque afirmó: “tengo la fortuna de trabajar en literatura, si para mí fue difícil, me imagino que aún más para quienes trabajan en teatro, danza, o pintura”. Otro punto que destacó la artista fue la dificultad de adaptación. “A los adultos se nos dificultó más, pero con esfuerzo y dedicación pudimos lograrlo. No teníamos otra opción. Ahora tengo la dicha de tener talleristas de más de 80 años, y han aprendido a desenvolverse de buena manera en toda la plataforma virtual”.

La pausada vuelta a lo presencial bajo esta nueva normalidad en la que la mascarilla y el constante lavado de manos son el pilar fundamental para el buen funcionamiento de toda actividad, ya sea artística o no, son el pan de cada día. Esto con el propósito de menguar la propagación de un virus que vino a parar el normal funcionamiento de la vida humana, y que aún no se puede desatender.

Laura Rojas, bailarina y directora de la Academia Petite Danse en Concepción manifestó que desde antes que abriera la academia de baile ya estaba todo dispuesto para un retorno seguro según los protocolos. “Con parte del equipo instalamos dispensadores de alcohol gel, demarcamos las distancias sugeridas por las autoridades sanitarias y nos abastecimos de todos los insumos necesarios para el gran día del retorno a Petite Danse” aseguró. Además, comentó que ella se imaginó un nuevo proceso de adaptación más complejo, tanto en el sentido pedagógico como para los estudiantes, sin embargo, las ganas de bailar más cerca fueron más fuerte e hizo todo menos difícil.

Lo más difícil de todo este proceso de vuelta a los escenarios, según las artistas, no es el seguir ni implementar las nuevas reglas, que de seguro se quedarán por mucho tiempo o quizá, incluso, el resto de la vida, lo que las nuevas generaciones aprenderán como su propia normalidad. Lo complejo, más bien, el abstenerse al contacto físico después volver. Ver con tanta emotividad a compañeros, artistas y aprendices es una de las cosas que más ha costado.

A pesar de que el escenario se está volviendo nuevamente un poco incierto, lo certero es que ya ninguna cuarentena ni restricción sanitaria paralizará nuevamente el arte y la cultura en el Biobío. Por el contrario, la danza, la literatura y el teatro se adueñaron de esta nueva herramienta que el covid enseñó, y que nos muestra una nueva forma de conectarnos, quizás lejana, pero que abrió las fronteras al mundo artístico y cultural de la región.

APORTE DE PRIMERAHORA.CL

En este nuevo aniversario PrimeraHora.cl, medio en línea dedicado a la cultura, patrimonio y entretención del Biobío, encontró en plena pandemia un espacio para poder dar el realce que tanto se merece el acontecer cultural en la región en tiempos de crisis.

Taty Torres, poetiza penquista que participó en la reciente temporada de Like agradeció el trabajo realizado por el equipo, declarando que el medio es de suma importancia para todos quienes trabajan en el mundo de la cultura, ya que ahí encuentra el suceder del patrimonio y las distintas artes del Biobío.

Al igual que Taty, Laura Rojas, bailarina y directora de la Academia Petite Danse en Concepción, reconoció que el trabajo que realiza el medio es fundamental para los artistas, ya que significa un necesario e importante espacio de difusión de la cultura y la entretención. “Un espacio que visibiliza nuestro trabajo” agregó.

Por su parte, Leyla Selman, dramaturga y directora penquista, describe el trabajo del medio del Biobío como “un recurso imprescindible, donde uno se nutre de eso tan rico, llamado cultura”.