¿Qué significa ser músico?

No había tenido la oportunidad de contestar esta pregunta, que, desde la formulación de ella misma, aparece como un puzzle a mis razonamientos. 

Automáticamente surge formular la misma inquietud, pero en otros ámbitos, qué es ser periodista, ingeniero, dueñ@ de casa, etc. 

Bueno, volviendo a la música, esta es una pregunta que a primera vista me obliga a reflexionar y clasificarnos por tipos de personas, cuál es mi tribu y mi pertenencia, o sencillamente pensar cuál fue el área de mi llamado vocacional.

El músico es una persona común y corriente, uno más de esos que suman como un detalle de algún valor macroeconómico o de un estudio genérico específico en una sociedad que nos presiona a ser números y definirnos como individuos iguales, seres comunes y corrientes que, además de dedicar tiempo a tocar un instrumento, pagamos cuentas, hacemos filas y cumplimos con nuestras responsabilidades de ciudadanos.

Con el tiempo he encontrado que existe más arte y música en personas que no suelen practicarla, trabajan o viven de ella.

Cuando la mente no tiene la estructura formal de la academia o del estudio sistemático, se abre un plano de creatividad, donde no hay barreras. Abriéndose muchas posibilidades solo para enfocarnos en disfrutar y dejarnos llevar por las emociones que nos entrega la música y el arte en general. Los sonidos se convierten en colores que explotan juntos, se mezclan, se abrazan y se expanden como nuestro propio universo. No existe el miedo ni la vergüenza.

Específicamente dentro de mi área académica musical, donde se dogmatizan los conocimientos, se nos obliga a clasificar y entender lo que hacemos; generaciones de convenciones, a través de la historia, nos ayudan a catalogar cada aspecto dentro de ella. En ese contexto, con el tiempo se nos va quitando toda sorpresa.

No puedo evitar pensar que, en cada oportunidad que soy oyente de algún concierto, automáticamente me impongo un contexto “laboral”, alejando de mi cabeza la posibilidad de dejarme sorprender; quizá por esto mismo, la música contemporánea vendría a establecer una propuesta de sonoridad que, auditivamente, se aleja de las convenciones, pero en el papel sigue el mismo esquema formal.

Sin divagar tanto, mi idea de respuesta a la pregunta ¿Que es ser músico? apunta a generar la posibilidad de que esas mentes abiertas, se puedan situar de forma espontánea y empática en el mismo lugar de los que desarrollamos y practicamos este arte.

Apelando a la sencilla razón que todos venimos del mismo lugar, de la bendita ignorancia. Desde ese lugar, por ejemplo, Beethoven propone con su música la descripción de lugares, penas, alegrías, hermandad, etc. Dejarse llevar por esos sonidos y fluir en las emociones que la música nos va produciendo desde la mirada más inocente del ser, debiesen considerarse un privilegio. Alcanzar a entender lo que el compositor quiso expresar, sin comunicarles absolutamente nada, ni darles una sola pista, usando solamente los efectos y las posibilidades sonoras de los instrumentos, es un nirvana musical. 

Esto, a mi parecer, me hace considerar que el nivel de satisfacción que pueden llegar a sentir los oyentes no instruidos, les hace más músicos que algunos músicos.

«La música es la voluptuosidad de la imaginación». Eugène Delacroix (pintor y litógrafo francés)